Autorretrato de Sandra

Acabo de colgarte el teléfono, con tu llamada he sentido como si una fría espada hubiese atravesado mi garganta, dejándome muda y herida. Quiero imaginar que es una pesadilla y que alguien pronto viene a despertarme, en eso, recuerdo tu voz serena y resignada diciéndome “no te preocupes, estoy entregada a la voluntad de Dios” creo que balbuceé algo, creo que te respondí “estaremos orando por ti” eso debería estar haciendo, pero no puedo evitar que a mi mente lleguen destellos de imagines tuyas, tan ciertas como el amor que nos tenemos.

 

Eres once meses menor que yo, hay dos semanas que tenemos la misma edad, desde niñas nuestra madre nos vestía iguales, llegamos a pensar que éramos gemelas, que ingenuidad esa, si éramos dos polos opuestos. Tú ojos pardos casi verdes que hacen de tu mirada cristalina, alguien difícil de olvidar y esa sonrisa perfecta que nunca supo pasar por el ortodoncista, como el resto de tus hermanas, atributos que te hicieron una de las chicas más atractivas del colegio, digo una de…  para no ofender tu humildad, porque realmente eras la más regia.

 

Me envuelvo en los recuerdos del pasado, los veranos en el campo de San Clemente, donde nuestra adorable Abuelita Elena, calma mi angustia el sentir el aroma del cedrón en el mate de leche, ese que tanto extrañas, parece tan nítido, verte disfrazada actuando en los show que todas las noches organizaban nuestras primas mayores, eras su favorita, ya que cualquier papel lo desempeñabas a la perfección.

No puedo imaginarte, sin verte rodeada de amigos, recuerdo que en marzo  convertías nuestra casa en albergue para tus compañeras de universidad que estaban postulando a algún pensionado universitario. Siempre pensé que estudiarías Servicio Social, por ese torrente de solidaridad brotando  desde dentro de ti, al punto de  postergarte siempre hasta el día de hoy, tu esposo, tus  maravillosos hijos, tus alumnas, incluso tu perro, parecen ser más importantes que tú.

Fue tu pasión por el deporte y la docencia que te llevó a estudiar Educación Física en la U. Católica, llenándonos de orgullo a todos cuando lograste ser campeona Nacional de Gimnasia Rítmica. Siempre tan recatada, tan conservadora, al punto que sólo tuviste un pololo por más de 11 años, el mismo que hoy es tu marido, no has conocido otros besos; Isabel Allende menciona a los exiliados políticos y económicos que se han ido de Chile, parece que olvidó mencionar a los exiliados por amor. .Esa has sido tú, por seguir el amor de tu vida.

Llevas 15 años en California, donde en un principio colgaste tu título y pasaste de cajera de Restaurante hasta asear casas, por no saber el idioma, cuesta creer, cuando siempre  viviste con una nana al lado.

En la primera visita que te hice descubrí con maravilloso asombro que habías heredado de nuestra madre el arte de cocinar.Tu casa siempre huele a canela y vainilla, ¿cómo  no vas a estar siempre con visitas? si en  cuanto alguien entra a tu casa, antes de que se siente ya le preparaste una bandeja con alguna exquisitez fresca hecha por ti. Que ganas de volar a tu cocina, abrazarnos, compartir un te de vainilla ese que tanto me cuesta encontrar acá y ponerte al día de Chile.

Interrumpen mis recuerdos, las incógnitas que como telarañas se apoderan de mi y no logro despejar, me pregunto si ese amor sublime y majestuoso que profesas por Dios, sirviéndole en todas las batallas, aun en esas que sabes  perdidas, como un fiel soldado de Cristo,¿te habrán abatido tu sistema inmunológico? será esa rigidez con la que te apegas a cumplir cada mandamiento, ese no darte licencia para nada que esté fuera del Cristianismo ¿lo que te habrá enfermado? o  ¿ la tristeza de no poder acompañarme cuando Queno enfermó?, pero siempre te sentí cerca, me niego a pensar que ese Dios que amamos te esté llamando a otras batallas que sean lejos de esta tierra, ¡ oh qué blasfemia estás diciendo! Me dirías si llegas a leer esto…

 

O ¿se trata de una simple ironía del destino?  justo ahora que eres ciudadana americana, que trabajas en tu profesión, que vives en esos barrios top, donde casi no se ven latinos, conduciendo un BMV del año. Parece que alcanzaste el sueño americano, pero ese ¿era tu sueño? ¿Por qué? ¿estarás tú preguntándote lo mismo?

 

El retrato que quiero hacer de ti, lo estás escribiendo tú como una heroína, mi querida Sandra, que no se rinde ante el cáncer, que el amor por sus hijos y marido te dan fuerzas para seguir en la batalla, disimulando el dolor, ignorando el miedo y caminando como Pedro por las aguas con tu vista fija en Cristo para no hundirse.

 

Diario 2008